sábado, 2 de octubre de 2010

BOEDO: VOLVER A LA TIERRA SANTA

    En Avenida la Plata, entre Inclan y Las Casas, vivió un gigante. Era un hogar con espacio para 75 mil almas. Allí se acunaron ilusiones y desilusiones teñidas de azulgrana. Allí, en ese monumento de tablones, se produjo la herida más profunda para el pueblo sanlorenciasta. Todavía, después de muchos años sangrando, los hinchas del Ciclón sueñan con volver a pisar esas tierras.




    El estadio fue inaugurado en 1916, en un partido oficial contra Estudiantes de La Plata, y la selección argentina lo adoptó como sede para disputar los encuentros internacionales. En 1929 se jugó el Campeonato Sudamericano allí y un año más tarde se finalizaron las obras de construcción.

    El Viejo Gasómetro, que nunca tuvo un nombre oficial, fue bautizado por la similitud de su fachada con los depósitos de gas que en aquella época abundaban en la ciudad.
   
    Una profunda crisis económica y la intención del gobierno de abrir dos calles en aquellos terrenos obligaron al Ciclón a tomar la decisión más difícil de su historia: resignarse a abandonar su casa.

    En 1979 se dictó la ley que decretaba la “reordenación urbana”, prohibiendo la construcción de centros comerciales o supermercados allí, y el 2 de diciembre de ese mismo año el club de Boedo se despidió de su estadio con un 0 a 0 contra Boca.


    Sabiendo que era una medida irreversible y que sería el adiós definitivo, los hinchas desmantelaron el “Wimbley Porteño”, apoderándose de alambrados, asientos e incluso pedazos de tablones. [El goleador José Sanfilippo admitió haber armado una pequeña tribuna en su casa-quinta con las maderas del Viejo Gasómetro].

    Tan sólo por 900 mil dólares San Lorenzo entregó su cancha, para que más tarde la sociedad anónima que la había comprado se la revendiera a la cadena francesa Carrefour por 8 millones. (La inhibición para supermercados había sido levantada en 1983).

    El pueblo azulgrana, tan bohemio como Atlanta, peregrinó por diferentes canchas hasta 1993, año en que se levantó el estadio Pedro Bidegain.

    Hoy, después de 31 años, los hinchas de San Lorenzo, con la herida tan abierta como siempre, siguen jurando que no van a parar hasta volver a Boedo…

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