Después de trece años de servicio el sacerdote José María Di Paola, más conocido como "el Padre Pepe", dejará la Ciudad de Buenos Aires para misionar en el interior.
A un año y medio de haber sido amenazado por narcotraficantes, el presbítero que denunció públicamente la circulación de droga en la villa 21-24 abandonará sus tierras para ayudar a quienes, según siente, en este momento lo necesitan con mayor urgencia.
El cura de 48 años estaba dedicado al servicios comunitario en Barracas desde 1997 y es coordinador de sacerdotes para villas de emergencia. Esta semana envió una carta dirigida a los voluntarios de la Parroquia Vírgen de los Milagros de Cacupé y a los vecinos del barrio explicando el motivo de su partida: "La iglesia del interior tiene la necesidad urgente de que haya algunos sacerdotes con experiencia que lleven a la práctica trabajos como el nuestro. Por eso decidí que debo aceptar este pedido de la iglesia del interior de la Argentina y dar mi experiencia vivida aquí con ustedes, en esos lugares muy pobres donde a veces no tienen ni para comer".
La noticia cayó como un balde de agua fría en Barracas y en la villa 21-24 porque el Padre Pepe era un símbolo del barrio, que representaba la lucha y la esperanza por combatir la marginalidad y la adicción. Sus allegados están planeando una emotiva despedida en agradecimiento a sus trece años de trabajo y compromiso.
La realidad de la villa 21-24:
Conocé al padre Pepe
El padre Pepe tras las amenazas:
No hay comentarios:
Publicar un comentario