sábado, 30 de octubre de 2010

LA TRISTEZA DE BARRACAS

    Después de trece años de servicio el sacerdote José María Di Paola, más conocido como "el Padre Pepe", dejará la Ciudad de Buenos Aires para misionar en el interior.

    A un año y medio de haber sido amenazado por narcotraficantes, el presbítero que denunció públicamente la circulación de droga en la villa 21-24 abandonará sus tierras para ayudar a quienes, según siente, en este momento lo necesitan con mayor urgencia.

    El cura de 48 años estaba dedicado al servicios comunitario en Barracas desde 1997 y es coordinador de sacerdotes para villas de emergencia. Esta semana envió una carta dirigida a los voluntarios de la Parroquia Vírgen de los Milagros de Cacupé y a los vecinos del barrio explicando el motivo de su partida: "La iglesia del interior tiene la necesidad urgente de que haya algunos sacerdotes con experiencia que lleven a la práctica trabajos como el nuestro. Por eso decidí que debo aceptar este pedido de la iglesia del interior de la Argentina y dar mi experiencia vivida aquí con ustedes, en esos lugares muy pobres donde a veces no tienen ni para comer".

     La noticia cayó como un balde de agua fría en Barracas y en la villa 21-24 porque el Padre Pepe era un símbolo del barrio, que representaba la lucha y la esperanza por combatir la marginalidad y la adicción. Sus allegados están planeando una emotiva despedida en agradecimiento a sus trece años de trabajo y compromiso.





La realidad de la villa 21-24:





Conocé al padre Pepe





El padre Pepe tras las amenazas:



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