martes, 5 de octubre de 2010

UN BILLAR DE ANTAÑO

    Caminando por las calles de Villa Crespo me propuse averiguar cuál era, para el entender de los vecinos, el lugar más representativo del barrio. No hubo unanimidad, pero casi. Por sobre Don León Kolbovsky, el estadio de Atlanta, el elegido fue el bar San Bernardo.



    Este sitio, que aún se encuentra en la avenida Corrientes y Acevedo, fue la primera sede del Banco Nación de Villa Crespo. Más tarde, gracias a la legendaria Parroquia San Bernardo (patrimonio histórico-cultural de la C.A de Bs. As), tomó su nombre y lo reconfirmó con una famosa estatua de un perro de esta raza que, según creían los vecinos, custodiaba la tranquilidad del lugar.

    En 1930 uno de sus dueños, Don Lacave, había acumulado más de veinte mesas de billar y logró que el modesto barcito fuera el que más capacidad tenía para este tipo de competencias en toda la ciudad. De esta manera comenzaron a acercarse prestigiosos billaristas de la época, que realizaban exhibiciones para que cientos de porteños celebraran, entre licores y tabaco.

    Con el correr del tiempo, el ajedréz comenzó a atraer mucho público también, generándose en  San Bernardo grandes competencias, que, aunque parezca increíble, generaban riñas y discusiones día a día. En el piso superior funcionaba un club barrial, que cerró sus puertas hace tiempo pero conserva intacta su fachada.

    Uno de los mozos del bar, con el pecho inflado, comenta que grandes celebridades de época desfilaron por allí (Alberto Podestá, Amadero Mandrino, el dúo Los Carpi, Roberto Rufino, el trío Scarpino, Canderella y Mazzonido. Este último generaba admiración al hacer sonar dos bandoneones al mismo tiempo, uno en cada mano).

    Actualmente el bar cuenta con seis mesas de pool, siete de billar y una de ping-pong. Y al acercarse a la barra uno puede solicitar alguno de los veinticuatro mazos de cartas o un cubilete para jugar a los dados, de entre los doce que conservan en una antigua caja de madera. También se puede jugar al dominó, al burako y existe un tímido mazo de Póker que acumula tierra en un estante.

    Según comenta el cocinero del lugar, el bar centenario considerado como parte del circuito turístico de Villa Crespo*[1], reúne todos los mediodías más de quince ancianos que se juntan a charlar de fútbol y a desafiarse en los distintos juegos disponibles.




[1] Según la Subsecretaría de Turismo de la Ciudad de Buenos Aires, gracias a la intervención de la Junta Barrial y de estudios históricos de Villa Crespo (fundada el 5 de julio de 1976)
   

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