domingo, 12 de septiembre de 2010

BARRIOS ENTRE REJAS

  Actualmente en la Ciudad de Buenos Aires existe tan sólo un servicio penitenciario en funcionamiento, en el barrio de Villa Devoto, pero hace algún tiempo operaba en Parque Patricios la cárcel de Caseros. Ambas instalaciones, una abierta y una cerrada, hoy en día son un dolor de cabeza para los vecindarios que las albergan.
  La presencia de este tipo de edificios definitivamente genera perjuicios en el barrio. Los vecinos deben lidiar con la constante visita de familiares o amigos de convictos que, además de comunicarse a los gritos a cualquier hora del día, intercambian distintas cosas por medio de “palomas” (bolsitas que tiran de arriba hacia abajo, o viceversa, para enviarse distintos elementos: tarjetas para celular, comida, droga e incluso armas).
  Este sistema de contacto que generaron los convictos hace que constantemente haya movimiento en las calles linderas.

                                      

  Estos son algunos de los testimonios de los damnificados:

  • "Está lleno de ratas por la mugre que hay ahí, se necesita una desratización urgente", (Elda Pedraza)

  • "El la puerta tengo un árbol gomero y las visitas de los presos lo usan como baño", (Mónica Sánchez).

  • "Los familiares de los presos tienen que pagar para ir al baño del penal. Muchos se niegan a pagar, por lo que hacen sus necesidades en la calle y cambian a los bebes arriba de los autos estacionados" (Mercedes Alero).
  Además de la falta de higiene y los ruidos molestos, los vecinos deben preocuparse por la inseguridad, puesto que muchas veces son testigos de delitos que se coordinan a los gritos desde afuera del penal.       
  Asimismo son más de quinientos los casos de secuestros virtuales que sufrieron aquellos que están expuestos de forma continua al seguimiento de los convictos. (Una mujer de Devoto tuvo que pagar $250 por su gato, capturado por una persona ajena al penal y revoleado hasta permanecer en poder de los presos).
  Otro de los problemas que genera la presencia de la cárcel de Devoto es la desvalorización de los inmuebles, porque a medida que iba creciendo el servicio penitenciario el precio de oferta por las casas y departamentos de la zona iba cayendo.
  Los vecinos del barrio, agotados de los perjuicios que generaba la presencia de la cárcel, comenzaron a movilizarse y lograron que se inicie el proyecto de mudanza. Por el momento, ya no ingresan más convictos y se está comenzando a distribuir en diferentes penales del país a quienes todavía se albergan allí. Mientras este proceso, iniciado hace mucho tiempo, avanza a paso lento los dolores de cabeza continúan en Villa Devoto.
  La suerte que corrieron en Parque Patricios fue distinta: después de sufrir los mismos inconvenientes consiguieron el cierre de la cárcel de Caseros. Sin embargo, hay un problema que los perturba: cómo y cuando se demolerá la gigantesca edificación.
  Sin entrar en innecesarios detalles de fechas y cifras, cabe destacar que la crisis que sufrió Argentina en 2001 retrasó las obras y redujo el presupuesto disponible para eliminar definitivamente este gigante de hormigón.

                                    

  Finalmente se tomó la decisión de demolerlo y apareció otro interrogante: ¿cómo hacerlo? Al descartarse por completo la explosión se comenzaron a barajar dos opciones: hacerlo a mano (con pico y pala) o hacerlo por medio de la implosión (utilizar dinamita para generar una “explosión hacia adentro"). La primera opción significaría un exceso de tiempo y gastos, pero la segunda pondría en peligro los hospitales de la zona, en especial el Garrahan, que se encuentra a una cuadra y alberga a niños en estado delicado.
  Las cenizas contaminarían las ventilaciones, además de poner en peligro a los vecinos, y las vibraciones provocadas por los explosivos descalibrarían los artefactos de vital importancia para la salud de los chicos. (respiradores, tomógrafos, etc).
  Se avecina un futuro sin servicios penitenciarios en la Ciudad de Buenos Aires, o al menos ese es el proyecto. Así como ha ocurrido históricamente todos los emprendimientos estarán sujetos a los cambios de gobernación y a las dificultades económicas que el país afronta. Mientras tanto los vecinos siguen padeciendo la presencia de estas edificaciones que, funcionando o no, siguen molestando y preocupando.

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