viernes, 5 de noviembre de 2010

QUIERE LAS 24

    La carpa está, la alfombra también. Hace calor, mucho calor, más del que esperaba. Quiere su récord, quiere que lo conozcan, quiere ayudar. Llegaron los medios, se pone la gorra y sonríe. Uno, dos, tres micrófonos. Muchos curiosos. ¿De qué se trata?

    Hay carteles, auspiciantes, luces, flashes. Él, con una musculosa y un short bien frescos, contesta preguntas, explica su objetivo, relata su sueño. A su derecha, un reloj enorme, con números rojos, intensos, que van en cuenta regresiva. Se acerca el momento y hay que subir.



    La gente se amontona, los cholulos sacan sus celulares, los periodistas se avalanzan. Rodolfo todavía está inmóvil. Va por las 24. Las va a conseguir, como sea. Quiere la plata, quiere repartirla.

    ¿Ya es momento? Sí. Comienza la cuenta regresiva: 5, 4, 3, 2, 1 y gritos. El aparato se enciende, sus pies comienzan a moverse y sus pulsaciones, a acelerarse lentamente.

    Después de unos minutos el público comienza a dispersarse. La noche se vuelve más oscura y el calor más intenso. Aunque la carpa lo protege, la llovizna le molesta.

    El reloj avanza lento, interminable. Falta tanto para las 24 que duda si va a lograrlo. No quiere sólo el día completo en marcha, quiere entrar en la historia. Quiere arrebatarle el récord al australiano Arulanantham Suresh Joachim.



Continuará...

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