jueves, 30 de septiembre de 2010

PARA EL FIN DE SEMANA (Capítulo II)

    Continuando con el rubro gastronómico, hoy es el turno de la pizza. En mi opinión personal, el plato ideal para compartir entre amigos en un restaurante.
    Como acabamos de terminar el mes, todavía hay muchas billeteras vacías. Mientras esperamos que se depositen los sueldos, aqui les dejo un lugar para que conozcan:

EL CEDRÓN  (Pizzería - Mataderos)


  • UBICACIÓN:
Juan Bautista Alberdi 6101
(Tel: 4687-0387)

  • DESCRIPCIÓN GENERAL:

Es un lugar de aspecto verdaderamente sencillo, siempre impecable en cuanto a higiene, pero sin una presencia vistosa. La especialidad de la casa es la pizza, pero pueden encontrarse otros platos caseros, pastas y pollo al espiedo. Tiene delivery, sin recargo, aunque la mayoría de las personas que conocen el lugar y son del barrio prefieren acercarse hasta allí para realizar sus pedidos y mantener la temperatura justa de la comida.


  • A FAVOR:
La pizza es excelente: media masa, con porciones abundantes y un sabor incomparable. Siempre llega crocante a la mesa, recién sacada del horno.
El precio es accesible. No se dejen confundir con este dato: la porción sale $6, pero un hombre de buen comer puede satifacerse tan sólo con dos.



  • EN CONTRA:

Siempre, incluso los días de semana al mediodía, hay que esperar por una mesa. El restaurante se llena y es inevitable la demora. No es el sitio ideal para comer de pasada cuando uno está apurado. Para todos aquellos que vayan sin compromisos posteriores les aseguro que la espera vale.




  • PUNTO FUERTE:
La fugazzeta con jamón acompañada con una cerveza fría. Imperdible.
La pizza de espinaca con salsa blanca es una delicia, otra opción para tener en cuenta.
Los postres son ricos, pero el "fresco y batata" es el más sabroso. (Valga la redundancia, tanto el queso como el dulce de batata tienen un gusto fresco, que da la sensación de un postre preparado en casa)


  • ¿POR QUÉ IR?
Como mencioné en casi la totalidad del artículo la pizza es excelente y, a mi entender, compite por ser la mejor de la ciudad junto con la de San Antonio (Boedo) y El Fortín (Liniers). Al igual que estas pizzerías mencionadas, el Cedrón es un sitio tradicional de Buenos Aires que uno, en algún momento de su vida, debe visitar. La relación precio-calidad es muy buena.



  • CURIOSIDAD DE "EL CEDRÓN":
Está ubicado en la avenida Juan Bautista Alberdi y Murguiondo, en la esquina que también es llamada "Breccia" por una placa en homenaje al dibujante de historietas que creó "El Eternauta". Allí también hay una escultura que recuerda a Justo Súarez, el legendario boxeador apodado "El Torito de Mataderos".
Más de mil personas son fanáticas de la pizzería en Facebook, en un grupo no oficial, y la reconocida página web "Guía Óleo", especializada en gastronomía, la califica de "Imperdible".


La conquista del desierto urbano

    En épocas de crítica y oposición puede reconocerse un punto en común a todos los partidos políticos y ciudadanos partidarios: la intención de encontrar diferentes modos para cuidar el medio ambiente y reducir la contaminación. Un proyecto, ya implementado en otras ciudades del mundo, como Tokio, Chicago y Toronto, está empezando a hacer ruido en la Ciudad de Buenos Aires.


    Se trata de un estudio publicado en la revista científica Environmental Science and Technology (Para quienes se animen a leerlo en inglés) que indica que los "techos verdes" pueden recepcionar casi 55 toneladas de carbono. La idea es colocar plantas, que no requieran mantenimiento, en las terrazas de los edificios públicos para comenzar a limpiar el aire contaminado.

    Esta medida, muy acertada, ya fue implementada en la ciudad por el CGP 2 (En Uriburu al 1000, entre Santa Fe y Marcelo T. de Alvear - Recoleta), que colocó 24 planchas de tierra (de 15 cm de alto) con vegetación económica, resistente al clima porteño. Este edificio público, dirigido por Facundo Carrillo, dio el puntapié inicial para comenzar a aprovechar las casi 130 mil contrucciones de Capital Federal que tienen terrazas en desuso.




    La idea de utilizar estas planchas es crear un espacio verde artificial que apoye a los parques y árboles callejeros que no dan a basto para limpiar el aire viciado de la city porteña. Además esta vegetación tendría otros beneficios:


  • Al lograr la masividad, se reducirá considerablemente la temperatura media que castiga a la ciudad en el verano. Las plantas absorverían el calor y provocarían un clima más templado.

  • La vegetación tiene "un poder acústico" que reduce la contaminación sonora.

  • Se reducirá la emisión de gases de efecto invernadero.


    Jorge Leder, el arquitecto a cargo del proyecto, comentó en el diario La Nación que ya está en marcha el proyecto para modificar la Ley de Edificación que pretende aplicar la mayor cantidad posible de terrazas verdes. Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gabinete porteño, explicó en el matutino La Razón que el gobierno avanzará con esta idea en los edificios públicos. Por su parte, el Pro busca sumar a las entidades privadas a esta iniciativa con la motivación de otorgar beneficios impositivos.
   


jueves, 23 de septiembre de 2010

PARA EL FIN DE SEMANA ( Capítulo I )

    Para arrancar con la sección voy a recomendar un lugar al que he concurrido en varias oportunidades:

LA TACITA (Restautante - Boedo)
  • UBICACIÓN:
    Boedo 1595 - esquina Inclan.
    (Tel: 4921-3116 / 4924-3607)
  • DESCRIPCIÓN GENERAL:
    Es un bodegón de barrio, con todo lo que eso implica:  fachada de época, sillas de madera, manteles limpios pero antiquísimos, toldo verde en la puerta y mozos de profesión.
    La idea del lugar es justamente mantener el estilo de un ambiente distendido, informal, familiar y sencillo. Que quede claro que no es un lugar reciclado, con intenciones de reproducir una decoración rústica. Es, en su totalidad, la típica esquina histórica que no ha tomado rumbos opulentos (A diferencia de Homero Manzi y Las Violetas, históricos y reconocidos vecinos de La Tacita).
  • A FAVOR:
La comida es abundante, casi para compartir. Todos los platos tienen sabor y aspecto casero. Las especialidades son: tortilla de camarón y verdeo o rabas a la romana. Para los que, como yo, no comen pescado les recomiendo elegir la parrilla. Si bien la carta es muy variada y las pastas, en especial, tienen un sabor fresco, la carne es excelente.
Las guarniciones también son para pedir de a dos y recomiendo la tortilla a la española.

  • EN CONTRA:
Es un ambiente muy ruidoso que, si bien es ideal para una reunión con amigos o familiares, no es lo más indicado para una velada romántica. Tanto en el salón de arriba como en el de abajo abunda el olor a comida y es inevitable retirarse del lugar con el olor impregnado.


  • ¿POR QUÉ IR?
La relación precio-cantidad-calidad es excelente. A la hora de recibir la cuenta se van a acordar de mi. Es ideal para ir a fin de mes o cuando uno no está dispuesto a invertir mucho en el almuerzo o la cena. El ambiente está hecho a medida para gente sencilla, que le gusta comer bien y barato.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

¡NUEVA SECCIÓN!


    A partir de mañana, y todos los jueves o viernes, voy a utilizar un espacio para recomedar diferentes sitios que, a mi humilde entender, son un buen plan para el fin de semana. La idea es incluir:
  •     Bares, restaurantes, distintos espectáculos o espacios de esparcimiento 
  •     Planes para principio de mes y otros más gasoleros
  •     Para chicos, adolescentes, jóvenes y adultos.

    Todas las ideas serán bienvenidas y posteriormente chequeadas por mi persona. (Pueden hacerlo comentando debajo,vía Facebook o vía Twitter: @BsAsRdP). Se aceptan críticas y recomendaciones también.



LLAMADO A LA SOLIDARIDAD: Me gustaría no llegar al verano con 15 kilos de más, por lo que pido por favor que no sean sólo recomendaciones culinarias porque, de lo contrario, me veré obligada a arrasar por los diferentes restaurantes de la ciudad.     

lunes, 20 de septiembre de 2010

NOCHE VERDEAMARELA

    El sábado por la noche no había planes. Mis compañeras de hockey insistieron para juntarnos y así decidimos encontrarnos a tomar algunas cervezas.

    Entre papitas, maníes y algunos pedazos de pizza que habían sobrado de la cena empezamos a debatir qué íbamos a hacer. Sinceramente yo tenía mucho sueño y, dentro de mis intereses, probablemente la mejor opción fuera volver a casa a dormir.

    Las alternatiavas eran dos: ir a una fiesta que organizaban los jugadores de rugby de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires o ir a un evento desconocido que una de las chicas había propuesto. La única referencia que teníamos de este último sitio era que habría música estilo samba y que la entrada era gratis. (¡Cuántos puntos puede llegar a sumar esa opción cerca de fin de mes!).

    Algunas ya habían tomado partido, querían ir de cacería, como (muy) vulgarmente se le dice a quienes salen para encontrar hombres/mujeres con quienes estar. Las que querían ir hasta G.E.B.A eran cuatro y las tres restantes optaron por la fiesta. Yo estaba con los ojos cerrados, casi a punto de empezar a roncar cuando las carcajadas me sobresaltaron. (Se reían de mí, obviamente).

    Me empezaron a presionar para que decida a dónde quería ir, cuando se dieron cuenta de que la cuestión no era qué lugar elegiría sino si iba a escoger otro que no fuera mi cama. Me amenazaron con pintarme la cara si me volvía a dormir, como en los pijama-party de la infancia, y hasta me trataron de "pecho frío".

    Yo, con una sonrisa, volví a cerrar los ojos aclarando que bajo ningún punto de vista me iba a ir hasta Belgrano, entre medio de los bosques, a donde ningún taxi te va a buscar después. Y que la idea de sambar toda la noche no era mucho más tentadora que volver a casa a dormir. (¡Cuanta amargura junta por Dios!). Me terminé preguntando si realmente me estaba volviendo pecho frío y me dije a mi misma que con 21 años no podía estar tan avejentada.

    Me incorporé, me levanté del sillón y me fui al baño para despabilarme. Cuando volví las "cazadoras" se estaban yendo y yo, después de saludarlas, me dediqué a abrir una cervecita recién salida del freezer y prepararme para salir.

    "Mansión de paz donde se adora a Dios y se honra a la Patria", no es la frase más común para encontrar en la puerta de una fiesta. Era en la calle Sarmiento al 1200 y, desde afuera, nos preguntábamos a dónde nos habían traído.

    Mientras una de las chicas terminaba el cigarrillo empezamos a observar que, en dos minutos, se había armado una fila tremenda y que la gente comenzaba a pelearse por entrar. Al parecer la capacidad estaba colmada y un muchacho con una vestimenta muy particular nos vino a agradecer la buena onda, advirtiendo que quizá no íbamos a poder entrar.

    Empezamos a barajar otras opciones mientras intentábamos comunicarnos con las dos integrantes del grupo que estaban adentro, desde temprano. Ellas nos avisaron que estaba tocando una banda llamada "TOVIEN" y que cuando terminara mucha gente se iba a retirar.

    Dicho y hecho, quince minutos más tarde estábamos adentro. Yo miraba para todos lados, tratando de descifrar en dónde nos habíamos metido. "Federación de Asociaciones Católicas de Empleadas", decía una placa que aumentaba mi confusión.

    Al entrar al Salón Real, lugar específico en donde se hacía la fiesta, nos dimos cuenta de que verdaderamente la entrada era gratis y no hacía falta ningún tipo de vestimenta para entrar. Se veían algunas rastas dando vueltas, pelos despeinados, ropa informal y un ambiente distendido.

    Yo seguía con sueño pero mi pie derecho empezó a moverse sin que mi cerebro le diera indicaciones, casi como por instinto al son de los timbales. Cuando me quise dar cuenta mi grupo de amigas estaba enchufado a 220, disfrutando de la música y cantando (como si entendieran algo de portugués).


    Estaba tocando Saravá, una banda de samba brasilero. Parecía ser que muchos de los que estaban ahí la conocían de antes, porque intentaban corear algunos temas y demostraban euforia en ciertos fragmentos de las canciones. Nosotras, en cambio, saltábamos y bailábamos al borde de la ridiculez.

    Pero a nadie le importaba cómo sambábamos, ni tampoco si empujábamos sin querer, la onda de la gente era excepcional. De repente, a pedido del cantante, se armó un super tren, que usualmente aborrezco en los cumpleaños de 15 o casamientos, en el que nos vimos obligadas a participar.

    A pesar de que la música era agradable y pegadiza, no puede negarse que está hecha por y para gente que tiene sangre carioca. Está diseñada para ese tipo de cuerpos que son 50% fibra y 50% ritmo. Nosotras, más cerca del Polo Sur que del Trópico de Capricornio decidimos que estabamos agotadas y era hora de irnos a dormir.
   





PD: A los que siguen el blog (si son más de 5, muchas gracias) y estuvieron leyendo esta semana les cuento que en este lugar tampoco se respetaba la ley antitabaco. (Tampoco la ley de estupefacientes, que quede claro)

sábado, 18 de septiembre de 2010

VAYAS A DONDE VAYAS

    Al terminar la nota sobre el Bingo de Caballito, al que he concurrido en varias oportunidades y puedo certificar que no respeta la ley antitabaco, me puse a pensar en cuántos lugares frecuento en la semana que infringen esta ley. 
    Desde hace varios años, fin de semana tras fin de semana, mi grupo de amigas y yo concurrimos al mismo boliche. Por cercanía, por la seguridad de encontrar amigos del barrio o por la entrada con descuento que recibimos, pasamos más de la mitad de los sábados del mes ahí adentro. 


    Es casi un ritual, una costumbre. Cada vez que nos proponemos cambiar de destino algo sucede. "Me dijeron que ese lugar al que quieren ir es muy caro", "Es muy lejos", "Tenemos que pedir varios taxis y se va a hacer tarde", son algunas de las hipócritas excusas que usamos cuando no tenemos ganas de caminar más allá de las diez cuadras que exige este sitio.


    No voy a dar el nombre del lugar, porque desde que tengo 15 años lo convertí en mi boliche de cabecera y así como sucede con un ser querido, lo aprecio con defectos y virtudes. (Un poco exagerado, ¿no?).


    En fin, desde que la ley antitabaco entró en vigencia mis amigas han mal gastado decenas (o centenas) de cigarrillos al ser alumbradas por un puntero láser. Cada vez que alguien atinaba a encender un pucho o, a escondidas, comenzaba a disfrutar de uno debía tirarlo porque parecía ser que se respetaría la ley a rajatabla. Los patovicas se encargaban de advertir y amenazar con la expulsión a aquellos que persistieran con la idea de fumar adentro del local.




    Con sensaciones encontradas, entre fastidio y conciencia social, mis amigas se acostumbraron a dejar el cigarrillo de lado o, al menos, a dar pequeñas pitaditas por lo bajo hasta ser descubiertas.


    Tras las quejas recibidas por los habitués y los nuevos visitantes del local bailable, los dueños del lugar decidieron invertir algo de dinero (no mucho) en contratar más personal de seguridad y aprovechar el primer piso del boliche para los viciosos del tabaco. Lógicamente apareció un problema: todos querían estar arriba y nadie abajo.


    La disco parecía vacía, aunque en realidad estuviera sobrepasando la capacidad permitida (otra mandada al frente, ¡ja!), y los dueños del local consideraban que no era buena prensa para una disco que venía reventando las boleterías.


    Por un lado el boliche era pionero en contar con espacio diferenciado para fumadores, pero por otro lado, la gente se acumulaba en un sitio que no estaba preparado para albergar semejante cantidad de gente. 


    Finalmente y sin el problema resuelto, el lugar decidió cerrar sus puertas por un tiempo para realizar algunas modificaciones.


    Aquellos días sin NUESTRO boliche fueron durísimos, volvieron las peleas para decidir a dónde ir (somos un grupo numeroso) y tuvimos que hacer un bollo y tirar a la basura aquellas noches en las que las agujas del reloj nos jugaban una mala pasada. Aunque todas decían que era una buena oportunidad para cambiar de aire y conocer gente nueva, en el fondo admitían extrañarlo. 


    Se empezó a correr la bola en el barrio de que el boliche había cambiado de dueños y sería lo más parecido a Esperanto en toda la Capital Federal. Las expectativas eran enormes y a medida que se acercaba la apertura del nuevo local, comenzaban a rumorearse las diferentes reformas arquitectónicas que tendía.


    Al abrir sus puertas descubrimos que lo único nuevo era una baranda que hacía creer a la gente más importante según de que lado se encontrara. (Era un V.I.P : Very Important People, en inglés). De este modo, sólo aquellos invitados "muy importantes" podrían fumar en el lugar. Lo chistoso era que lo único que separaba un sitio "libre de humo" de aquel con aire viciado era un caño, que claramente no tiene poderes aislantes. 


    Las quejas se amontonaron y la gente empezó a dejar de asistir. Por tal motivo, los dueños del boliche decidieron ignorar lo dispuesto por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y permitir que en todo el local se fume. 


    Hoy, que todavía la ley sigue en vigencia, los olvidadizos le pueden pedir fuego a los patovicas, que fuman sin problemas mientras custodian que todo funcione como debe.

__________________________________________________________________
  •     ANÉCDOTA
    Ayer a la noche fui al Hipódromo de Palermo a jugar a la ruleta electrónica con mi novio. Empapada con mi repentina militancia antitabaco, me animé a preguntarle al hombre que se encargó de asegurarse que no fuera menor de edad por qué en este lugar se podía fumar.



     El señor, al que le miré la chapita de identificación pero no voy a delatar, quedó descolocado. Me causó gracia ver que miraba para todos lados como buscando una cámara oculta. (No es un chiste, así fue). Y después de tartamudear un par de veces me confesó: "No se debería fumar, pero no se puede ir contra toda esta gente que va a dejar de venir si prohibimos el cigarrillo".


    Con una sonrisa cómplice, para sacarle más información le pregunté si había algún arreglo con el Gobierno de la Ciudad. Con la voz temblorosa de nuevo y con una intento de picardía me dijo: "Por lo menos hay un salón para no fumadores".    [Fuerte ese aplauso para el Hipódromo que piensa en nuestra salud]   


jueves, 16 de septiembre de 2010

AZAR Y TABACO SE SUELTAN LA MANO

    El Bingo Caballito tuvo que cerrar las puertas de su planta alta por no cumplir con la ley antitabaco porteña. Sin embargo, horas más tarde logró que vuelvan a habilitar el sector pero con la prohibición momentanea para fumar.
  
    Afortunadamente la restricción del cigarrillo en lugares cerrados entró en vigencia en 2006 en la Ciudad de Buenos Aires y desde entonces aquellos que deseen disfrutar un cigarrillo deberían hacerlo separados de quienes lo padecen.

    Sin embargo en muchos sitios de la Capital Federal esta ley no se respeta. Buscando no descuidar a la clientela y también por una cuota de desidia, los encargados de los locales prefieren desentenderse del asunto.
    
    Cómo fumar tabaco no es un delito la prohibición no podía ser total. Por la presión generada por los adictos al cigarrillo y los dueños de los espacios cerrados más frecuentados, se establecieron algunas excepciones. El artículo 21 de la ley 1799 explica:

    “Las zonas habilitadas para fumar deberán estar debidamente señalizadas, apartadas físicamente del resto de las dependencias, no ser zonas de paso obligado para población no fumadora y disponer de sistemas de ventilación independientes”.
   
    Este fragmento, asi como la totalidad del escrito, hace referencia a bares, restaurantes, locales bailables y los shoppings. En ningún momento son mencionados los bingos y casinos. De todas maneras, si la ley dejará excentos a distintos sitios de concurrencia pública estos últimos establecimientos no deben quedar afuera.

    Aquellos que fuman aseguran que disfrutar un cigarrillo actua como un tranquilizante, que reduce la ansiedad que genera estar a punto de ganar o seguro de perder. En los lugares que se fomentan los juegos de azar, más que en ningún lado, debería permitirse fumar pero siempre respetando a aquellos que no deseen compartir el humo.

    Los vidrios aislantes mantienen protegido a los no fumadores y las ventilaciones especiales hacen que los dañinos componentes del cigarrillo no se filtren. Muchos bares, mayormente concurridos por la tarde, han implementado este tipo de diferenciación entre los sectores y prolongan su funcionamiento sin ninguna contravención.
   
    El Bingo Caballito cuenta con un salón general, en el que no se permite fumar, y otro al que se ingresa por una escalera hacia arriba. Aunque los ambientes están separados por una distancia considerable, cerca de dos metros, no existe ningún vidrio ni pared que los aisle.

(Clarín)  Un fumador tuvo que salir del Bingo por fumar


   Según Rubén Lombardi, abogado de las cinco salas de bingo que funcionan en la Ciudad, la recaudación en el local de Caballito cayó casi el 50% desde que no se puede fumar. En el resto de los bingos (Flores, Belgrano, Lavalle y Congreso) todavía se puede fumar pero sus encargados están a la espera de la resuluciónde la Justicia en lo Contencioso Administrativo.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Curiosidades de la cárcel de Caseros

  • Este edificio fue creado entre 1960 y 1965, pero inaugurado en 1979, por el presidente de facto Jorge Rafael Videla que tuvo que tomar medidas urgentes frente a la inminente visita de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos de la OEA (Organización de Estados Americanos).
  • La cárcel llegó a ser la más grande de Sudamérica: 23 plantas, 2096 celdas individuales, 14 ascensores, 16 patios de recreo, 60 locutorios y 20 talleres de trabajo.
  • La instalación llegó a tener su propio gimnasio, un auditorio, microcine (con la tecnología más moderna de la época), una capilla, un hospital propio con dos salas de terapia intensiva y lavaderos. Los diferentes motines deterioraron todo.
  • El motín más grande desde el nacimiento de la cárcel fue en 1984.
  • A ciertas horas del día y desde algunas posiciones, se puede ver una obra de arte que se le ocurrió al artista estadounidense Seth Wulsin. Hizo una instalación perforando los vidrios de las grillas de las ventanas, en las caras del edificio que dan al Este y al Oeste. El reflejo del sol y las sombras del tétrico edificio componen caras.


domingo, 12 de septiembre de 2010

BARRIOS ENTRE REJAS

  Actualmente en la Ciudad de Buenos Aires existe tan sólo un servicio penitenciario en funcionamiento, en el barrio de Villa Devoto, pero hace algún tiempo operaba en Parque Patricios la cárcel de Caseros. Ambas instalaciones, una abierta y una cerrada, hoy en día son un dolor de cabeza para los vecindarios que las albergan.
  La presencia de este tipo de edificios definitivamente genera perjuicios en el barrio. Los vecinos deben lidiar con la constante visita de familiares o amigos de convictos que, además de comunicarse a los gritos a cualquier hora del día, intercambian distintas cosas por medio de “palomas” (bolsitas que tiran de arriba hacia abajo, o viceversa, para enviarse distintos elementos: tarjetas para celular, comida, droga e incluso armas).
  Este sistema de contacto que generaron los convictos hace que constantemente haya movimiento en las calles linderas.

                                      

  Estos son algunos de los testimonios de los damnificados:

  • "Está lleno de ratas por la mugre que hay ahí, se necesita una desratización urgente", (Elda Pedraza)

  • "El la puerta tengo un árbol gomero y las visitas de los presos lo usan como baño", (Mónica Sánchez).

  • "Los familiares de los presos tienen que pagar para ir al baño del penal. Muchos se niegan a pagar, por lo que hacen sus necesidades en la calle y cambian a los bebes arriba de los autos estacionados" (Mercedes Alero).
  Además de la falta de higiene y los ruidos molestos, los vecinos deben preocuparse por la inseguridad, puesto que muchas veces son testigos de delitos que se coordinan a los gritos desde afuera del penal.       
  Asimismo son más de quinientos los casos de secuestros virtuales que sufrieron aquellos que están expuestos de forma continua al seguimiento de los convictos. (Una mujer de Devoto tuvo que pagar $250 por su gato, capturado por una persona ajena al penal y revoleado hasta permanecer en poder de los presos).
  Otro de los problemas que genera la presencia de la cárcel de Devoto es la desvalorización de los inmuebles, porque a medida que iba creciendo el servicio penitenciario el precio de oferta por las casas y departamentos de la zona iba cayendo.
  Los vecinos del barrio, agotados de los perjuicios que generaba la presencia de la cárcel, comenzaron a movilizarse y lograron que se inicie el proyecto de mudanza. Por el momento, ya no ingresan más convictos y se está comenzando a distribuir en diferentes penales del país a quienes todavía se albergan allí. Mientras este proceso, iniciado hace mucho tiempo, avanza a paso lento los dolores de cabeza continúan en Villa Devoto.
  La suerte que corrieron en Parque Patricios fue distinta: después de sufrir los mismos inconvenientes consiguieron el cierre de la cárcel de Caseros. Sin embargo, hay un problema que los perturba: cómo y cuando se demolerá la gigantesca edificación.
  Sin entrar en innecesarios detalles de fechas y cifras, cabe destacar que la crisis que sufrió Argentina en 2001 retrasó las obras y redujo el presupuesto disponible para eliminar definitivamente este gigante de hormigón.

                                    

  Finalmente se tomó la decisión de demolerlo y apareció otro interrogante: ¿cómo hacerlo? Al descartarse por completo la explosión se comenzaron a barajar dos opciones: hacerlo a mano (con pico y pala) o hacerlo por medio de la implosión (utilizar dinamita para generar una “explosión hacia adentro"). La primera opción significaría un exceso de tiempo y gastos, pero la segunda pondría en peligro los hospitales de la zona, en especial el Garrahan, que se encuentra a una cuadra y alberga a niños en estado delicado.
  Las cenizas contaminarían las ventilaciones, además de poner en peligro a los vecinos, y las vibraciones provocadas por los explosivos descalibrarían los artefactos de vital importancia para la salud de los chicos. (respiradores, tomógrafos, etc).
  Se avecina un futuro sin servicios penitenciarios en la Ciudad de Buenos Aires, o al menos ese es el proyecto. Así como ha ocurrido históricamente todos los emprendimientos estarán sujetos a los cambios de gobernación y a las dificultades económicas que el país afronta. Mientras tanto los vecinos siguen padeciendo la presencia de estas edificaciones que, funcionando o no, siguen molestando y preocupando.

jueves, 9 de septiembre de 2010

UN ZOO EN PARQUE PATRICIOS

     A principios del siglo XX la ciudad de Buenos Aires era testigo de un pueblo que se estaba emancipando, que quería una identidad propia. Las costumbres porteñas comenzaban a arraigarse y asimismo a despegarse de aquello que los extranjeros proponían.    
    La clase trabajadora y humilde debía recorrer enormes distancias para acercarse hasta sus puestos de trabajo, ir de compras e incluso para visitar lugares de esparcimiento. Esto fue precisamente lo que llevó al geólogo y paleontólogo Clemente Onelli, de la mano de Alvear, a realizarle un obsequio a la marginada zona sur de la Ciudad de Buenos Aires.



    En lo que hoy conocemos como el Parque Patricios funcionó el único jardín zoológico de la ciudad, además del histórico y reconocido del barrio de Palermo.
    Onelli, un estudioso de la naturaleza, intentó entregarle al sector trabajador la posibilidad de apreciar una fauna que jamás habría de conocer, porque el viaje y precio de la entrada le resultaban inaccesibles. Con los pocos recursos que le brindó el gobierno de la ciudad reunió un camello, un dromedario, cuatro cebúes, dos guanacos y dos avestruces. Y aunque en nuestros tiempos estos animales no resulten atractivos, en aquel entonces tenían un significado invaluable para quienes no contaban con ningún divertimento.
    Con el tiempo el “Zoológico del Sur”, como lo llamaron, fue incorporando atracciones, como la cabrería municipal. En este sitio una multitud de personas formaba fila para tomar leche fresca recién ordeñada.



    “Era un zoo temático con arquitectura romana antigua, el pabellón de los felinos y los osos era una copia del acueducto de Claudio, con una serie de arcos mayores y menores que servían de jaulas y guaridas para estos animales. El depósito de forrajes estaba en “el ara de Júpiter”, las aves exóticas en el pabellón de “erecteon” y al fondo un espectacular palomar romano”, según recuerda un historiador de Parque Patricios.
Clemente Ornelli estaba convencido de que este paseo humilde que lograba concentrar 30 mil personas por fin de semana debía solventarse de alguna manera. La entrada libre y gratuita estaba provocando el deterioro del lugar porque los fondos estatales que recibía eran bajísimos.
    En 1924 muerió el fundador de este zoo para trabajadores de zona sur y, sin su activa participación, el sueño de compartir las bellezas de la naturaleza con los menos acaudalados se desvaneció. En 1938 las puertas se cierran definitivamente y se levanta un centro de deportes y recreación.
    Hoy en día no ha quedado ni siquiera una placa recordatoria de aquel lugar maravilloso de Parque Patricios que casi todos desconocen.

jueves, 2 de septiembre de 2010

MÚSICA BAJO TIERRA


  Metrovías lanzó un Programa Cultural llamado "SubteVive" que busca acercar a los usuarios del servicio al arte y la música, de manera libre y gratuita. En esta oportunidad presenta "Cuerpo y Ciudad", un proyecto de intervenciones urbanas que nuclea distintas disciplinas y artistas.

  Desde el martes 31 de agosto diferentes espectáculos tuvieron lugar en las estaciones del subterráneo, como por ejemplo "Y la tierra no se mueve" (proyección de videos de la Ciudad de Buenos Aires en Tronador, línea B), "A flor de piel" (actuación a cargo del grupo Los de la Gorra durante el recorrido del Premetro) y recreaciones teatrales o circenses (interpretadas por Las chicas de blanco y Escena Subterránea, en la línea A).

  Adriana Barenstein, directora del proyecto, explicó: “Los objetivos de las acciones son pensar y percibir artísticamente la tensión cuerpo–ciudad; recuperar el sentido, la riqueza y la identidad de los espacios públicos; reflexionar acerca del cuerpo en la ciudad como lugar de intersección que se da para el tránsito por la vida de toda una comunidad; ensayar nuevas formas de percepción colectiva”.

  Este jueves 2 de septiembre será el turno de Jazz 4, un conjunto dedicado a recrear el repertorio del swing de la década del '30 (conocelos mejor), enriqueciéndolo con arreglos propios. Los vecinos de Colegiales podrán disfrutar de este espectáculo libre y gratuito en la estación Olleros de la línea D (Av. Cabildo y Av. Federico Lacroze) a partir de las 14 hs.



  Mañana se cierra el proyecto, en esta misma estación a las 13 hs, con el grupo Tres Topos y su interpretación de "Público Activo II", otro deleite de música jazz en vivo.